"Roberto divide su andar entre la locura y la sanidad. Corre los límites, los borra, los traspasa y acomoda a su antojo. Es un equilibrista que sabe más de caídas que de sostenerse en el aire. Una novela que pisa el acelerador y no frena, salvo para chocar, lo que quizás sea la única salida posible. El vértigo y la violencia hacen galopar el relato de Bojanich. Y justo cuando todo parece no poder empeorar más e irse al mismísimo demonio, el autor nos precipita en un abismo inimaginable. Una lectura que requiere fortaleza. Solo para valientes."